La CONFUSION y el VACÍO en la sociedad moderna: El hombrx en busca del sentido

Autor Lavna
Creo que no he visto mejor descripción intuitiva de la ansiedad en la modernidad que la intro de Mad Men: Los cuadros de la pared caen como hojas. Los muebles de desarman. El suelo se desvanece. Y el protagonista cae. Cae. Siente continuamente como el suelo desaparece bajo sus pies. Y él, no puede hacer más que precipitarse. Vive en constante caída. Sabe que en cualquier episodio puede llegar el suelo. Cae. Pero no puede ver cuándo llegará el impacto.

(La intro es tan buena que hasta te ponen las palanquitas de placer según cae, a las que no puede agarrarse… y más cosas. Hilo PLACER)

Así se siente el hombre moderno en su contexto histórico actual. Han muerto las certezas. Todo es relativo. Este experimento va a tratar sobre la deriva existencial de las nuevas generaciones y su gestión de la ansiedad en la modernidad.

Para este experimento vamos a necesitar a Rata Ansiosa, nuestra neurótica rateja obsesiva.

Ella – reconozcámoslo - es algo nerviosa. Es una rata, y como tal, sabe que forma parte del menor orden de los mamíferos, y que por tanto todos los demás bichos le van a querer mal. Encima, los humanos la odian porque la tienen por el Open Arms de las pulgas de la peste, así que es bastante insegura, y le cuesta ganar confianza con situaciones que conoce por primera vez. Por eso las ratas son tan buenos modelos de ansiedad y depresión trasladados a los humanos; su mayor obsesión es mantenerse a salvo, y precisamente si han logrado no extinguirse a lo largo de más de 200 millones de años es porque su talento es vivir acojonadas. Las ratas necesitan seguridad.

En 1984, ya que toda buena historia necesita un buen villano, un científico de nombre Morris diseñó la piscina superior, y la llamó laberinto acuático de Morris. Se suele emplear para el estudio de la memoria y rendimiento ligado a la motivación y angustia. Tiene la profundidad justa para que una rata no haga pie y la peculiaridad de tener una pequeña isleta de metacrilato bajo el agua (invisible) en la que una rata puede descansar si la encuentra al tocarla con las patas. Es la típica prueba que le harías a una rata tras decirla “Vamos a jugar a un juego” llevando una máscara de payaso y la voz distorsionada.

En ella vamos a tirar al agua a Rata Ansiosa…

… y vamos a ver su respuesta ante el estrés de tener que mantener la cabeza fuera del agua, bajo el peligro de ahogarse si no mantiene el rendimiento óptimo. El objetivo es llegar a la isleta - que es el sitio seguro - donde la rata puede sentirse a salvo y descansar de su ansiedad. Si se rinde en su búsqueda, morirá ahogada. Para nosotros la isleta sería llegar a fin de mes, o llegar a casa para abrazar a tus hijos y besar a tu mujer, o a tus padres, o las certezas racionales, en definitiva, todo lugar donde nos sintamos seguros, sean lugares físicos o mentales.

Pero hagamos un pequeño inciso antes de ello “¿Por qué existe la ansiedad y el estrés si son malos?

Bueno, el estrés es una respuesta evolutiva en respuesta a un factor estresor (peligro para la supervivencia) que hace de amenaza. Su función es mantenernos en un estado de alerta en el que somos más eficientes (por ejemplo, correr más en esos cruciales segundos de carrera cuando al ser Rata Ansiosa un Gato nos persigue); y en nuestro trabajo diario como humanos: mantenernos despiertos, resolutivos y eficaces. Nos pone en movimiento. En el cuadro podéis ver cómo el rendimiento aumenta más de lo que haría en condiciones normales por la secreción de adrenalina y demás sustancias a la sangre, que nos activan. A Rata Ansiosa le es más fácil nadar y mantener la cabeza fuera del agua por tener ese chute de energía extra. De no tenerlo tendría más posibilidades de no encontrar la isleta y ahogarse. A la sensación física de la ansiedad que experimentará Rata Ansiosa se le llama angustia.

El estrés es algo útil y necesario, pero ojo, que aquí viene el problema: cuando se prolonga este estado activado la eficiencia se revierte y el hombre comienza a sufrir, tiene menos rendimiento que en estado normal, porque no es un estado natural el vivir todo el tiempo en alerta constante, el humano se anula (¿Os suena del primer hilo?). Sucumbe a la ansiedad. Si dejamos a Rata Ansiosa en la piscina el suficiente tiempo, sus ganas de luchar se agotarán, se irá al lado derecho de la gráfica, y finalmente, al ceder, se rendirá al líquido elemental y las oscuras aguas se llevarán su nombre por siempre, derrotada.

Los estados transitorios de ansiedad son fisiologicos; Una persona en constante estado de ansiedad enferma. Por eso toda persona normal debe saber desconectar y darse un homenaje de vez en cuando, ser capaz de llegar a la isleta, aliviar la energia.

Como el miedo, la ansiedad tiene nido en esa zona evolutivamente primordial del cerebro que es la amígdala

…. que es evolutivamente al cerebro lo que los dinosaurios son para los humanos. Los mecanismos de miedo y ansiedad convergen en esta vía común. Esta es el asiento cerebral del terror. Una persona ansiosa durante el suficiente tiempo sometida a esa presión puede caer en indefensión aprendida… Y eso lo vimos con el hilo MIEDO. ¡Nuestros conceptos se relacionan! Recordad los hilos anteriores.

Cuando la ansiedad no encuentra esa isleta de seguridad tiende a acumularse. El ansioso es una cuerda que siente que está tirando constantemente de él y que piensa que en cualquier momento se puede romper. Está en constante tensión. Se ahoga, porque se siente con el agua al cuello. Está en constante caída. Por eso el ansioso, si no puede evitar su situación, va a necesitar desesperadamente un objeto en el que descargar esa energía excesiva que está a punto de estallar en su interior, como la locomotora tiene que ir soltando el vapor si no quiere que sus calderas estallen. (desarrollar enfermedades o pensamientos mórbidos). Para aliviar la presión, hay varias vías= Las palancas de placer (hilo PLACER): beber, el furciferio, el juego… No es extraño que los ansiosos terminen desarrollando adicciones. Y la segunda herramienta de desahogo: El desplazamiento de la energía ansiosa hacia objetos en los que poder descargar esta. Por ejemplo morderse las uñas, comerse el pelo (tricotilomanía), la autolesión, aplaudir a las 8, manifestarse, las “causas”, ser el punki desencantado con la sociedad que hace batidas con sus colegas para pegar a desconocidos o el cabron frustrado que al volver a casa le da una zurra a su mujer e hijos.

Pero la ansiedad aún puede tener una naturaleza más retorcida.

Hay otro tipo de ansiedad negativa aparte de la ansiedad mantenida en el tiempo, y es la ansiedad patológica de la modernidad, la ansiedad sin objeto, la ansiedad que se da sin Gato, o sin que te llegue el agua al cuello, la ansiedad sin amenaza, que es la que forma parte de los trastornos mentales más comunes.

En nuestro caso, Rata Ansiosa pudo llegar a la isleta y sentirse a salvo… El estrés le dio ese impulsito necesario y encima ya se había enfrentado a este desafío más de una vez, aunque imaginaos en una piscina de varios kilometros… Esta vez nos merecemos un final feliz. Pero no es igual con todas las personas.

La modernidad se ha convertido en una experta en crear grandes insatisfechos vitales mediante estos mecanismos, en lo que llamaríamos la angustia existencial de nuestros tiempos. Pero no solo se nos han complicado las isletas de plenitud familiar o de seguridad laboral por al avance imparable del globalismo. Cuando uno de los filósofos de la sospecha dijo eso de “Dios ha muerto”, no lo hizo en el sentido de que nos anticipara que iba a haber un gran repunte en la sociedad del ateísmo, no. Lo dijo porque esta fue la primera gran certeza de la antigüedad en caer, y una vez derribada una, cualquiera de las certezas racionales podían ser a su vez puestas en duda. Ya no solo cayeron las isletas materiales sino las mentales. El hombre empezó a preguntarse por el sentido y a sentirse como un náufrago en una piscina de vacío existencial, porque ahora tenía que buscar las respuestas a las grandes preguntas por sí mismo, y existía la posibilidad de que tal vez no hubiera un gran plan, de que estemos efectivamente en el mundo a la deriva en un mar de dudas y sinsentido, con nuestras desgracias y a veces también nuestras pequeñas y humildes alegrías.

Este paradigma mental inicial evolucionó a lo largo del tiempo hasta degenerar absolutamente en los últimos 15 años, víctima de las tontadas. Y si no, “vamos a jugar a un juego”, vamos a intentar buscarle algo de sentido a este carajal lógico moderno:

La ambivalencia, poder afirmar una cosa y su contraria; el relativismo: la afirmación de que dos personas pueden mantener posturas distintas en una materia y aún así poder tener ambas completamente la razón, dependiendo de la perspectiva; y la subversión ideológica: negar todo lo establecido por el hecho de ser antiguo, entre ello, las certezas racionales que funcionaban hasta hace apenas 30 años (las desarrollaré en el siguiente hilo). En definitiva, toda persona tiene sus contrariedades porque somos algo inconstantes, claro, pero lo que tenemos aquí es un cuerpo doctrinal que sostiene al individuo en permanente lucha; contra sí mismo, contra la naturaleza, la razón, y contra el mundo, en su búsqueda del sentido. Antes, las certezas racionales eran la isleta donde descansar mentalmente para el hombre, ahora no existen, el pensamiento está en perpetuo conflicto por la CONFUSIÓN generalizada y abandono del debate racional en la sociedad, en favor de estas nuevas falacias lógicas y la emocionalidad.

El enemigo del posmoderno es él mismo. Él es la amenaza invisible que sostiene la ansiedad sin objeto moderna, porque no tiene un suelo mental sólido en el que poner seguro los pies. Tiene complejo de sí mismo, de sus llamados “privilegios”, de los “roles” sociales, de su “pasado” ,sus propios defectos, etcétera. Y esos son los problemas de los besugos. Los meros mortales a los que nos preocupan los problemas reales aún tenemos que enfrentarnos a la búsqueda de seguridad en un mundo en el que los modelos familiares cada vez se tambalean más (nº divorcios), en que cada vez prima más la desvinculación afectiva con los demás y una visión utilitaria de las relaciones como balances de beneficio/coste, en una progresiva mercantilización del afecto; con un futuro laboral cada vez más incierto y dónde no podemos tener certeza de donde estaremos de aquí a diez años, salvo por la sospecha de que tal vez no sea en un sitio mucho mejor. Tener un nido a compartir con 3 pakistaníes cada vez será más caro. Tener crias estará “por encima de nuestras posibilidades”. Problemas totalmente invisibilizados por las protestitas chupiguays de los ideologetas de redes sociales con sus causas lechuguinas, que se llevan todo el saldo de pantalla de los negligentes medios de comunicación mientras la gente normal está silenciada. Y esa incertidumbre y falta de seguridad nos genera nuestra propia ansiedad, más tangible, más real y vieja compañera tras el hombro, porque la amenaza invisible de la ruina pende sobre nuestras cabezas cada día de nuestras vidas…

Con este clima social no era de extrañar que la modernidad se acercara a sacar su tajada, como hemos ido viendo en cada hilo. Atención a la jugada, porque aquí viene el giro argumental del post, por pasos:

Primero, te cargas la seguridad de las nuevas generaciones con políticas negligentes, luego, haces que esa energía ansiosa de la que hemos hablado crezca en el interior de la población, aunque sea creando amenazas que no están ahí, y una vez preparado el combustible perfecto para hacer arder las revoluciones: la ansiedad, desvías esa energía indignada hacia dianas (objetos) que sirvan a tus intereses usando a los indignados de sicarios ideológicos (destruyes seguridad, y vuelta a empezar). Ejemplo: La rabia que se inyecta en los “lazis” por la alta burguesía catalana, para que gracias a su odio hacia la amenaza “España”, puedan estos atornillar más el culo en sus fueros mientras les roban delante de sus narices, al estilo Pujol. España es uno de los grandes ejemplos de que se puede hacer carrera a base de agitar la frustración vital de la gente y luego reírte en su puta cara cuando se vean igual de miserables que al principio pero contigo en una poltrona. Si os aprendéis este solo párrafo os convalidan los dos primeros años de Ciencias Políticas.

Entonces, ¿Cómo encontrar el sentido real de las cosas si estamos en el sinsentido?

Un hombre cuerdo podría sentirse perdido entre tanta miseria existencial, como el Ulises retornado de Troya, que ya había pasado gran parte de sus desventuras en su Odisea cuando aún tuvo que ver a sus amigos devorados por el estrecho de Escila y Caribdis, para después sufrir la última tormenta que destrozaría definitivamente la flota, tragándose al fin a sus compañeros. Él también se vio flotando agarrado a un trozo de madera a la deriva en mitad del mar, solo, y se tuvo que preguntar por qué los Dioses le hacían precisamente eso a él, “¿Por qué a mi?”, después de todas las penurias que había tenido que pasar. Pero lo que se recordó Ulises es que Itaca aún seguía en el horizonte, y que solo tenía que bracear un poco más para salir del agua. Solo él podía salir de ese sitio usando la fuerza de sus brazos, con la visión clara y el corazón fuerte que le había dado la experiencia, y el radiante consuelo de Calipso.

Los tiempos cambian, pero la lucha del hombre sigue siendo la misma de siempre.

Por eso de la Odisea podemos aprender algo:

Los monstruos no nos pueden hacer daño. Un ingenio vivo es aquel que es capaz de darse cuenta de ello y enfrentarlos. Solo al reconocer que su amenaza únicamente existe dentro de nuestra cabeza podremos continuar nuestro camino, como bien sabía Homero.

Porque Ítaca nos está esperando al final del viaje.

Porque todos tenemos nuestra Ítaca.

To be continued…

Resumen: La ansiedad es tensión interna generada por una amenaza, que puede no existir. La tensión se descarga sintiéndonos seguros, con palancas del placer o desviándola hacia objetos donde liberar la frustración, como las “causas”. La modernidad busca acentuar la ansiedad para dirigir esa energía hacia sus propios intereses privados mediante la confusión, quitándonos todo aquello que es seguro primero.

PD: Ulises, el fecundo en ardides, fue el héroe mitológico griego que llegó más lejos porque usaba su razón como arma. Creo que es posiblemente el único héroe (o casi) que tiene desenlace feliz en todo su cuerpo mítico.

1 me gusta